viernes, 20 de febrero de 2009

Ahora yo...

Nunca me han roto el corazón. O eso es lo que creo, y eso que no ha habido ocasiones propicias para ellos. Sin ir más lejos, hace unos días se dieron las condiciones necesarias para ello. Pero no. No estoy triste ni nada parecido. Me siento bien. Si hay algo por lo que estoy inquieto o preocupado es por algo que no tiene nada que ver con lo sucedido.

Veo a la gente que dice que le han roto el corazón y la veo mal. Deprimida, con una apatía que se sale de la normalidad. Aunque quizá esto sea fachada o una búsqueda de atención por parte de los demás… pero, ¿qué se siente cuando te rompen el corazón?. Yo, sinceramente no lo sé. O quizá si que lo sepa y lo haya experimentado alguna vez allá por junio o julio. Entonces puede que rompieran el corazón, reflexiono y veo que no es nada, que simplemente es algo que se va y que no es insustituible. El amor es muy bonito, pero no es indispensable. Creo que son más indispensables los amigos y más en esta edad.

Me refiero a la edad que tengo, los 16 años y alrededores. Y luego vas por ahí y ves gente que esta deprimida porque no tiene pareja. Joder tío, tienes más amigos de los que jamás tendrás pero, ¿para qué quieres más?...

Basta de chorradas y que la gente madure un poco, que no se puede ir por la vida de esa manera. Ir de inocente. Queriendo que la gente se fije en ti llorando por ahí.

-¡Ay! Mi amiga tiene novio, ¿qué hago?. Tengo que pescar a alguien ya.

Pero no busca a alguien normal. Tiene que ser el más inmaduro de todos. Es que parece que los más normales sean aburridos.

-Oye, mira, quería decirte una cosa… pues que desde el primer momento en que te vi, estoy enamorado. Nunca había sentido algo así. Eres mi inspiración para todos los poemas. Te quiero mucho, no puedo existir sin ti. Me siento vacío.

-Sí, bueno… ¿tienes moto?

lunes, 16 de febrero de 2009

Rosas


A veces, sales al jardín y de entre todas las flores te fijas en una, una que está escondida y que tiene algo que otras no tienen. Ni amapolas, ni tulipanes, ni margaritas, nada, te tuviste que fijar en la rosa... Te acercaste, la miraste, la sonreíste y hablasteis hasta que el cielo se hizo azul. Tus ojos se tornaron en un brillo que haría envidiar al mismo sol, sólo había que fijarse un poco en ese brillo para darse cuenta que ese brillo era la imagen que se quedó en tus ojos de esa rosa. En tu mente sólo existía esa flor, en el trabajo, con la familia, da igual la situación, sólo era esa flor la que mandaba en tus pensamientos. Tu día a día sólo era pensar en huir del sitio de dónde estuvieses para estar con ella y volver a hablar y disfrutar cada minuto con ella, minutos que se convertían en segundos. Tuvisteis vuestras risas pero también hubo discusiones, discusiones que se quedarian en nada cuando te diste cuenta que te hacías daño tu mismo en cada discusión y acabarías pidiéndole perdón siempre. Tal vez por tu estupidez acabaste enamorado de esa flor, tenias que quitarte la timidez y decirle lo que sentías. Llegó ese día en el que tu estabas ilusionado y te sentías fuerte, te decidiste y te lanzaste, pero... tu dedo tropezó con su espina más fuerte... Para ella tu eres menos que nada, sólo eres su saco de lágrimas, pero tu eres un poeta enamorado que quería desnudar cada uno de sus pétalos. La herida fue grande pero tranquilo que cicatrizará, porque todas las heridas se cierran...